sábado, 15 de octubre de 2011

Cuentos zen para reflexionar

El Cantero

Un dia, había un cantero, casado e insatisfecho de su vida, hasta que pasó un comerciante a su lado.
-Quién pudiera ser un comerciante, desearía ser como él. Repentinamente se trasnsformó en comerciante, gozanado de toda clase de lujos, hecho que provocó la envidia de todos sus vecinos menos ricos que él.

Entonces pasó un alto funcionario, llevado en alzas con su silla,bien escoltado, rico y al que todos hacían reverencias. Entonces pensó.
- Qué rico es el funcionario me gusta la vida que lleva, quién pudiera ser funcionario.
Al instante se transformó en funcionario, fue llevado en su silla y odiado y envidiado por todos.

Una tarde calurosa miró al cielo, la silla estaba pegajosa por el calor y vio el sol brillar.
- Qué poderoso que es el sol, quien pudiera convertirse en sol.
En ese mismo instantes se había transformado en sol, brillando poderosamente, arrasando campos, maldecido por los granjeros y los trabajadores.

Hasta que una nube se interpuso entre él y los campos que asolaba.
-Qué poderosa es la nube que amenaza tormenta. Cómo deseo ser una gran nube negra.
Entonces se transformó en una gran nube, inundando campos y aldeas y fue increpado por todos.

Al poco vio como era arrastrado por el viento con mucha fuerza
-Qué fuerza tiene el viento. Desearía ser como él
Entonces se transformó en viento, arrasando las tejas de las casas, los árboles y fue odiado y maldecido por todos los que sufrían su debastación.

Al poco se frenó contra algo fuerte y poderoso que le impedía avanzar por mucho que soplara contra ella.
era una gran roca.
-Qué poderosa es esa roca. Cómo me gustaría ser una roca fuerte y poderosa.
En ese momento se transformó en una roca fuerte y poderosa, la más grande de la tierra. Pero mientras estaba allí oyó el ruido de un cincel golpeado por un martillo en la dura superficie y vió que estaba siendo cambiado. En ese momento se preguntó. ¿Qué puede ser más poderoso que yo, la roca? Entonces bajó la mirada y vió enfrente de él la figura de un cantero.

Evidentemente, muchas veces somos como el cantero. solemos ver siempre la suerte que tienen los demás, la posición que han alcanzado, sus méritos y logros y nos gustaría ser como ellos. Lo malo es que no vemos el esfuerzo que hay detrás, la constancia, la superación que hay detrás de una determinada posición. No nos aceptamos tal cual somos e intentamos mejorar en aquello que hacemos. Si nuestra empresa va mal y la del vecino va bien, achacamos nuestra desgracia a que él ha tenido más suerte, que está en un mejor sector, que tiene mejor posición financiera. Todo menos aceptar nuestros errores. La clave del éxito está en nosotros mismos, en como actuamos en cada momento, en como encaramos las situaciones. Aunque nos convirtamos en el otro, si seguimos con nuestras mismas pautas, el resultado será el mismo.
Si seguimos haciendo las cosas como hasta ahora, el resultado que tendremos, será el mismo.

La taza vacía

Un famoso guerrero va a visitar a un maestro Zen. Al llegar se presenta ante éste contándole todos los títulos que tiene de largos años de estudio y aprendizaje.
Después de la larga explicación, le dice que ha venido a que como maestro, le explique los secretos del Zen

Por toda respuesta, es maestro lo ivita a sentarse y le invita a una taza de té.

Aparentemente distraido, el maestro sigue vertiendo té en la taza del guerrero a pesar de que la taza ya está llena.
El guerrero le advierte al maestro de que la taza está llena y que está derramando el contenido por toda la mesa.

El maestro le responde con serenidad.
- Exactamente señor, usted viene con la taza llena. ¿Cómo podría aprender algo?
A menos que usted venga con la taza vacía, no podrá aprender nada.

Cómo vamos a cambiar viejas pautas de comportamiento si nos aferramos a ellas. Debemos deshacernos de todo aquello que no nos es útil, vaciar la taza para que las nuevas pautas de comportamiento nos vuelvan a moldear, desterrar las formas irracionales de pensar, de actuar.
Vaciar nuestra mente de hábitos del pasado perniciosos, de esa forma que tenemos de ver la vida que impide una visión más racional. Si eliminamos nuestra vieja pauta de pensamiento, podremos empezar a crear un futuro distinto. En cambio de nada servirá adquirir nuevos conocimientos si no estamos decidos a cambiar aquello que ya no nos sirve o nos impide realizarnos. Vencer el miedo a cambiar es vaciar la taza de viejas angustias, viejos temores, viejas autolimitaciones. Estar dispuesto a ir creando un futuro justo a partir de ahora, llenando de nuevo la taza.


Una situación tensa

Un dia, un hombre que caminaba por el bosque, se topó con un feroz tigre. Corrió, pero pronto se encontró frente a un gran acantilado. Desesperado por salvarse, trepó por una parra y se quedó colgado sobre el fatal precipicio. Mientras estaba colgado, aparecieron dos ratones por un agujero y comenzaron a roer la parra. De pronto vió un racimo de uvas colgando de la parra. Las arrancó y se las llevó a la voca. ¡Estaban realmente deliciosas!

Hay momentos en la vida que nos generan gran tensión y angustia, incluso ansiedad. Hoy en dia es difícil que nos persiga un tigre, pero tenemos otro tipo de amenazas sobre todo desde el ámbito social. El pago de hipotecas, el estrés laboral, los hijos, problemas económicos, un largo etcétera. En determinados momentos, no encontramos una solución, lo cual hace aumentar la ansiedad y ello nos impide razonar con claridad aumentando nuestra desazón. Es en ese momento cuando hemos de desviar nuesta atención. Salirnos del o los problemas disfrutar de otras cosas, porque la tensión en exceso es totalmente innecesaria, además de perjudicial. Por ello cuando desviamos la atención hacia otra actividad más relajante, conseguimos que nuestra mente descanse, se estabilice y así limitaremos ese sufrimiento innecesario y tendremos más capacidad para pensar correctamente. La moraleja es pues, no sirve de nada el sufrimiento, evitémoslo desviando nuestra atención con el fin de relajarnos.

Naturaleza

Un chiquillo, reiteradamente decepcionado y traicionado por alguien que él creía amigo, se lo contó a su padre preguntándole por qué pasan estas cosas. El padre le respondió contándole esta historia:
Un día un escorpión llegó a la orilla de un río y, teniendo que pasar al otro lado, empezó a buscar un medio que le llevase sin riesgo de ahogarse. De repente, viendo a una rana que estaba tomando el sol, una idea hizo mella en su mente. Decidió formularle su propósito preguntándole:
- Oye rana, ¿ podrías llevarme a la otra orilla nadando conmigo en la espalda ?
La rana le contestó:
- ¿ De verdad me crees tan idiota ? Sé muy bien que una vez subido en mi espalda me clavarás tu aguijón matándome.
- No seas tonta -replicó el escorpión- ¿ cómo podría hacerte eso ? ¿Acaso no sabes que nosotros no sabemos nadar y que si yo te matase moriría contigo ?
La rana, reasegurada por este razonamiento lógico pensó: " Es verdad. Si me matara, él también se moriría... y no creo que esa idea le guste...
- De acuerdo, sube. Te llevaré -dijo el batracio.
El escorpión se acomodó en la espalda de la rana y ésta empezó a cruzar el río. Una vez llegados a la mitad del torrente, en el punto más profundo, el escorpión levantó su pincho y, de un rápido golpe, lo clavó en la cabeza de la rana. Esta, agonizando atónita, apostrofó:
- ¿ Qué has hecho, imbécil ? ¡Ahora te vas a morir tú también, cretino !
- Lo sé -contesto el alacrán- pero soy un escorpión y esta es mi naturaleza. 

La grandeza de ser humanos es que conocemos la naturaleza de las cosas. Este hecho debe quedar patente sobre todo a la hora de asumir ciertos riesgos en la vida, debemos atenernos a las consecuencia y no confiar en la bondad de aquellos que sabemos de antemano que no la tienen, por mucho que nos agasajen o nos quieran convencer. Me viene a la mente el caso de las entidades financieras. Su ideosincrasia es ganar dinero, no pensar en que trantan con personas. Ellos tratan con números, que se transforman en beneficios, poco les importan los dramas sociales. En este caso cuando asumimos un riesgo con ellos, debemos de pensar a futuro. Ahora no me vas a clavar el aguijón pero sé que es posible que lo hagas tarde o temprano, sé que voy a trabajar de forma excelente contigo, peo cuando tenga problemas me vas a dejar tirado porque no entiendes de humanidad, sólo de cifras, de balances, de beneficios. Pero todo ello ya lo sabemos. Yo te voy a ayudar a cruzar el rio, pero se que cuando lleguemos a la orilla me clavarás el aguijón porque está en tu naturaleza y eso es inmutable. 

Las puertas del cielo

Un guerrero, un samurai, fue a ver al Maestro Zen Hakuin y le preguntó: "¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Donde están las puertas que llevan a ellos ? ¿Por donde puedo entrar?

Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocen dos cosas: La vida y la muerte. El no había venido a aprender ninguna doctrina; solo quería saber donde estaban las puertas, para poder evitar el infierno y entrar en el cielo. Hakuin le respondió de una manera que sólo un guerrero podía haber entendido.

¿Quién eres?", le preguntó Hakuin.

"Soy un samurai, le respondió el guerrero, hasta el emperador me respeta".

Hakuin se rió y contestó "¿Un Samurai, tú?. Pareces un mendigo".

El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para que había venido. Sacó su espada y ya estaba a punto de matar a Hakuin cuando éste dijo:
"Esta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, te abren la puerta".

Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió. Puso de nuevo la espada en su cinto y Hakuin dijo: "Aquí se abren las puertas del cielo.

La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene la capacidad de convertirse en cualquiera de ellos. Pero la gente sigue pensando que existen en alguna parte, fuera de ellos mismos...El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren...en un segundo se puede ir del cielo al infierno, del infierno al cielo.

La mente lo es todo, nosotros decidimos si queremos vivir en el cielo o en el infierno. La persona tranquila, reflexiva, racional, que sabe controlar sus emociones, vivirá en el cielo. Mientras que la persona que se deja dominar por sus instintos, impulsiva e irracional, tendrá las puertas del infierno abiertas.
Si pensamos y actuamos correctamente no tenemos que tener miedo, porque la mayor parte de las situaciones nos serán favorables y las que no lo sean, tendremos pronto una solución para ellas.

La mente se está moviendo
Dos monjes estaban discutiendo acerca de una bandera. Uno dijo: La bandera se está moviendo. El otro dijo: El viento se está moviendo. Sucedió que el sexto patriarca, Zenón, pasaba justamente por ahí. El les dijo: Ni el viento, ni la bandera; la mente se está moviendo.
Lava los platos
Un monje dijo a Joshu: Acabo de entrar en el monasterio. Por favor, enséñame. Joshu le preguntó: ¿Has comido ya tu sémola de arroz? El monje contestó: Ya la he comido. Joshu dijo: Entonces deberías lavar tu tazón.
El camino
Joshu preguntó al maestro Nanse, “¿Cuál es el verdadero Camino?”
Nansen respondió, “El camino de cada día es el verdadero Camino”.
Joshu preguntó, “¿Puedo estudiarlo?”.
Nansen respondió, “Cuanto más lo estudies, más te alejarás del Camino”.
Joshu pregunto, “Si no lo estudio, cómo puedo conocerlo?”.
Nansen respondió, “El Camino no es de las cosas que se ven, ni de las cosas que no se ven. No es de las cosas conocidas, ni de las cosas desconocidas. No lo busques, ni lo estudies, ni lo nombres. Para alcanzarlo, ábrete con la amplitud del cielo”.
Cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño, duermo.
Maestro, ¿qué haces tú para estar en el camino verdadero?.
- Cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño, duermo.
- Pero esas cosas las hace todo el mundo.
- No es cierto. Cuando los demás comen piensan en mil cosas a la vez. Cuando duermen, sueñan con mil cosas a la vez. Por eso yo me diferencio de los demás y estoy en el camino verdadero.
Qué es la concentración. Pues es estar pendiente de lo que se está haciendo en cada momento sin pensar en ninguna otra cosa. Lo que nos impide muchas veces el realizar una tarea con eficacia, es precisamente nuesta mente inquieta. A ésta le gusta viajar hacia adelante y hacia atrás, estar sumida en infinidad de pensamientos que acuden en todo momento, desviando la atención de lo que estoy haciendo justo en el momento presente.
Cuando estés comiendo come, saborea la comida, los olores, disfruta de ese momento y no de otro, sé consciente de la tarea que estás llevando a cabo en ese mismo instante. Cuando estés realizando una tarea en el trabajo no pienses en lo que vas a hacer luego. Realiza la tarea abstrayéndote de todo lo demás, el momento presente es el que realmente importa. Es lo que se llama concentración, traer la mente al momento presente sin que empiece a dar saltos de un lado para otro como un mono loco. El aquí y el ahora es lo que realmente tienes, es lo que realmente importa.


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